LOS NIÑOS
CONFÍAN MÁS EN LA CIENCIA QUE EN LA RELIGIÓN
http://www.tendencias21.net/Los-niños-confian-mas-en-la-ciencia-que-en-la-religion_a1004.html
Una
investigación descubre la importancia de los padres para la transmisión de las
creencias religiosas
La forma
en que los niños aprenden sobre ciencia y religión ha sido objeto de estudio
por parte de las universidades de Harvard y Chicago. Una de las conclusiones de
esta investigación es que los niños confían más en la información científica
acerca de objetos invisibles que en aquellas ideas del dominio de lo
espiritual. Una de las posibles explicaciones de este comportamiento infantil
tiene que ver con la actitud de los padres ante la ciencia y las creencias
religiosas. Por Yaiza Martínez.
Costa Rica
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Las
creencias de muchos adultos están basadas en los testimonios proporcionados por
terceros, más que en sus propias observaciones. Los niños también aprenden
cosas de esta manera. Por ejemplo, aprenden que los procesos mentales se
producen en el cerebro, que la Tierra es redonda y no plana, y que ciertos
órganos del cuerpo que jamás han visto funcionan sin que ellos los muevan.
Investigadores norteamericanos señalan, sin
embargo, que no todo lo “invisible” se aprende igual: un estudio
que investigó la forma en que los niños aprenden sobre ciencia y religión ha
revelado que los conceptos religiosos que no pueden demostrarse resultan menos
fiables que los científicos (también indemostrables) para los niños.
La adquisición de los conocimientos sobre lo
invisible o imperceptible indica que los niños aprenden cosas que no
experimentan, a través de lo que les cuentan. Algunos conceptualizan de la
misma manera las ideas religiosas y las ideas científicas, pero otros, al
parecer, las aprehenden de manera distinta.
Tal como explican los autores de esta investigación en la revista Child Development, los niños confian más en la información científica acerca de objetos invisibles que en aquellas ideas del dominio de lo espiritual.
Cómo se hizo la investigación
Tal como explican los autores de esta investigación en la revista Child Development, los niños confian más en la información científica acerca de objetos invisibles que en aquellas ideas del dominio de lo espiritual.
Cómo se hizo la investigación
Según el
profesor de la Universidad de Harvard Paul Harris,
artífice de la investigación junto a Melissa Koenig, de la Universidad de
Chicago, una de las posibles razones de este comportamiento infantil tiene que
ver con la actitud de los padres ante la ciencia y las creencias religiosas.
Cuando los padres o profesores hablan a los niños de, por ejemplo, los virus o el hígado, lo hacen de tal manera que parecen totalmente convencidos de su existencia y funcionamiento, aunque resulten tan invisibles como cualquier deidad. Sin embargo, cuando hablan de Dios a los niños, los adultos tienden a ser demasiado efusivos, lo que tal vez provoque dudas en las mentes infantiles.
Los científicos preguntaron a los niños acerca de la existencia de diversas entidades o cosas. Después de una respuesta afirmativa o negativa se les preguntó además si estaban seguros o no de lo que acababan de contestar.
Se descubrió que, en general, los niños afirmaban estar seguros de la existencia de los virus o de los gérmenes, pero no tanto de la existencia de Dios o de otras entidades religiosas.
Ambos investigadores creen que las diferencias
culturales y socioeconómicas pueden jugar asimismo un papel en la manera en que
la información es presentada a los niños. Resaltan la importancia de
profundizar en el tema, que quizá podría afectar a las teorías del desarrollo cognitivo.
Tres puntos clave
En definitiva, la investigación reveló que
existen tres puntos clave sobre cómo aprenden los niños acerca de los objetos
no-observables, objetivos o subjetivos. El primero de ellos es que los niños
extrapolan lo que se les dice y hacen sus propias interpretaciones, más
poderosas para ellos que lo que han escuchado.
Por ejemplo, si se les dice que la Tierra es redonda, pueden pensar que si se ponen a caminar desde un punto en algún momento volverán a él, aunque nadie les haya explicitado esto último.
Por ejemplo, si se les dice que la Tierra es redonda, pueden pensar que si se ponen a caminar desde un punto en algún momento volverán a él, aunque nadie les haya explicitado esto último.
El segundo punto clave señala que los niños
aportan sus propias contribuciones a aquello que aprenden. Si, por ejemplo, se
les dice que el cerebro hace posible que la gente piense, ellos deducirán que
si dos personas se intercambian los cerebros, también intercambiarán sus
personalidades.
El tercer punto clave es que, en general, los niños confían más en la información que se les da acerca de temas científicos que ellos no pueden comprobar que acerca de temas espirituales que tampoco pueden probar, como la existencia de Dios.
El tercer punto clave es que, en general, los niños confían más en la información que se les da acerca de temas científicos que ellos no pueden comprobar que acerca de temas espirituales que tampoco pueden probar, como la existencia de Dios.
Los científicos señalan que este punto debería
estudiarse en próximas investigaciones, con el fin de comprender mejor la
influencia de la cultura en la formación del conocimiento infantil, ya que los
niños aprenden a través de los padres acerca de aquello que no ven: la cultura
en que todos están imbuidos es básica en la composición de su corpus de
conocimiento.